Hubo en tiempo en que Mickey Rourke era un grandísimo actor, lo demostró con creces en, por ejemplo, La ley de la calle (Rumble Fish, 1983) y en la película del año 1987 que hoy nos ocupa.
Rourke da vida a un detective de poca monta, que un día recibe una llamada de una agencia de abogados requiriéndole para atender a uno de sus clientes.
El hombre interesado en sus servicios es un tal Louis Cypher (Robert de Niro), y su encargo es aparentemente sencillo: comprobar si un individuo que tiene unas deudas pendientes con él se encuentra con vida en un sanatorio.
Pero lo que parecía cosa de un par de indagaciones se irá complicando y el detective Harry Angel pronto se topará con un asesinato en su camino.
En su investigación, deberá viajar a Luisiana en busca de información. Allí encontrará un ambiente hostil, ritos de vudú y algún que otro macabro crimen.
En varios momentos tendrá H. Angel visiones terroríficas, y todo lo que le rodea adquirirá un carácter extraño, irreal.
Los pocos datos que le ofrece el inquietante hombre que le contrató y el reguero de sangre que va dejando a su paso le hacen llegar a una situación desesperada.
Patas de gallina como peligrosas advertencias, viejos bluesman asesinados ... nuestro enloquecido protagonista acabará hallando lo único que no buscaba: a sí mismo.
Tenemos una mezcla de lo que podía ser un relato de Raymond Chandler con elementos sobrenaturales; en un film fenomenalmente ambientado. Todo un clásico de los 80 dirigido por Alan Parker.
... Facilis descensus Averno ...
1 comentario:
Aquí está muy bien Mickey Rourke, pero donde alcanza la perfección es en Rumble Fish.
"El chico de la moto es el rey".
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