jueves, 24 de enero de 2008

Chaves pone orden en el patio de recreo

¿Acaso no quiso Mao Tse-tung lo mejor para su país?, ¿no puso todo su empeño y buena intención en el Gran Salto Adelante?
¿No se desvivió Pol Pot para acabar con la malvada burguesía?
¿No deseó Hitler convertir Alemania en la nueva Roma, espejo en el que se miraran con envidia las demás naciones?
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La búsqueda de la sociedad perfecta, tal como la conciben unas cuantas cabezas privilegiadas, sólo ha engendrado abyectos regímenes y un intervencionismo atroz.

Pero el inmenso osario que fue el siglo XX no ha servido para que se aprenda la lección.
Siguen los nefastos políticos queriendo ejercer una constante tutela sobre nosotros sus súbditos, y lo hacen de manera obscena, sin importarles lo ridículo y grotesco de sus decisiones.
En su afán por moldear al prójimo quieren sustituir nuestras convicciones por sus recetas morales, que huelen a rancio.



El último ejemplo de esta arraigada manía de dirigirnos es la noticia de que el gobierno andaluz de Chaves quiere cambiar las reglas de los juegos infantiles por ser sexistas.
Pero, ¿qué es eso de dejar a los chavales solos con su imaginación?
Llegó la hora del regulador supremo, el centinela de la revolución y, como decía la canción de Los Ilegales,el que espía los juegos de los niños.




Huyamos de esta nación de locos.

3 comentarios:

R. Gª. ALDARIA dijo...

Amén.
Debería ser al contrario, que los ciudadanos controlasemos a los políticos, hasta cuando van al baño. O cuando menos, su cuenta corriente.

Legionario dijo...

Claramente lo que ya se hace aqui en España es de risa por parte de los gobiernos, en su mayoría socialistas, en la que por su afán de igualdad no se dan cuenta de los problemas que puede repercutir en el futuro de esos chavales, en los que como siga la cosa asi, se acabaran convirtiendo en hijos de la revolución socialista......

Félix.

Anónimo dijo...

Ramón, los políticos nos consideran incapaces de educar a nuestros hijos.
Eso me recuerda las palabras de Thomas Jefferson:

"Algunas veces se dice que no se le puede confiar al hombre el gobierno de sí mismo. ¿Puede, entonces, confiársele el gobierno de los demás? ¿O hemos encontrado ángeles que asumen la forma de reyes para gobernarlo?".

Félix, este tipo de medidas intervencionistas no sólo son ridículas, sino que probablemente consigan lo contrario de lo que aspiran a defender.
El camino al infierno esta empedrado de buenas intenciones.