"Look! You fools! You're in danger! Can't you see? They're after you! They're after all of us! Our wives…our children…they're here already! You're next!" ~ Dr. Miles Bennell
A los ecologistas habría que recordarles, como bien hace Cristian Campos, que la Naturaleza también es el Ébola y que, además de virus terribles, proliferan otros fenómenos más o menos desagradables de depredación como el parasitismo, siendo el huésped del parásito casi siempre ignorante de su condición de fuente de alimento de otro ser. Pero hay un caso realmente curioso e inquietante: Entre los hongos encontramos un género, el de los Cordyceps, que agrega más de 400 especies con la común característica de que todas son parásitas, normalmente de insectos (hongos entomopatógenos) pero también de artrópodos y de otros hongos. Algunas especies del género Cordyceps son capaces de afectar a la conducta de su insecto hospedador. El Cordyceps unilateralis, por ejemplo, hace que las hormigas se suban a la parte superior de una planta y se agarren a ella antes de morir, asegurando una distribución máxima de las esporas procedentes del cuerpo fructífero que brota del cadáver del insecto. Es decir, que anulan la “voluntad” de la hormiga, dándose el fenómeno de las "hormigas zombies", formícidos transformados en mero instrumento al servicio del hongo que, cuando ha satisfecho su necesidad, deja al animal morir. Imaginen, ahora, que un hongo de estas características cambia las hormigas por humanos y ya tienen una película de terror. Que el hongo sea morador del planeta tierra o venga del espacio exterior lo mismo nos da.
Bien, pues en el mundo de la ficción se abordó, allá en la década de los 50, tan terrible asunto de la mano de, al menos, dos escritores:
En el mismo año 1954 aparecen la novela de Jack Finney “The Body Snatchers” y el relato “The Father-Thing”, con una asombrosa coincidencia temática: la duplicación de hombres por unas criaturas venidas de vete tú a saber dónde. En el caso de “El padre-cosa”, ese genio de la literatura llamado Philip K. Dick nos desasosegaba con una historia de un padre al que su hijo, aterrado, comienza a ver igual que a un extraño. En un momento dado el niño y otros dos chavales encontrarán un repugnante ser, una especie de enorme ciempiés, oculto en el jardín de una feliz familia norteamericana.
El libro de Finney es mucho más conocido porque fue llevado al cine con éxito en 1956, encargándose del guión Daniel Mainwaring y, sin figurar en los créditos, Richard Collins. De la dirección se ocupó, con mano maestra, Donald Siegel. Vayamos con la película de Siegel:
El joven doctor Miles Bennell regresa, tras unos días de ausencia, a su pequeña localidad, Santa Mira. Nada más llegar le comunican algo insólito: hay gente en el pueblo que asegura que sus familiares no son sus familiares; una joven dice que su tío no es su tío; un niño huye de su madre alegando... que ésa no es su mamá.
El doctor, intrigado, decide derivar los casos al psiquiatra, que le tranquiliza hablándole de un caso, no tan extraño al parecer, de histeria colectiva. Pero una noche, interrumpen la velada del médico protagonista en un bar; es un amigo escritor el que, alarmado, le reclama a tan altas horas por un motivo urgente. Una vez en la casa del solicitante, éste le descubre el motivo de su preocupación: en la mesa de billar ha aparecido un cadáver; eso sí, hay algo anormal en el cuerpo, parece un humano incompleto, no mutilado pero distinto del común de los mortales, alguien que no tuviera las facciones bien definidas.
Aquí comienza una verdadera pesadilla para nuestro protagonista, una huida en la que no podrá bajar la guardia, tendrá que olvidar lo que es dormir y huir (al principio junto a su novia y luego en una angustiosa soledad) de todos los que le rodean.
Stephen King le dedica siempre elogiosas palabras y Guillermo Cabrera Infante (en un artículo titulado, con gran acierto, ‘De entre los zombies’) sugiere que nos encontramos ante una brillante adaptación de la teoría hindú del prana.
Se ha hablado de esta película como alusiva al McCarthysmo y a la paranoia anticomunista propia de aquella época de la Guerra Fría, pero tengo entendido que Finney sólo intentó contar una buena historia de terror. Según el punto de vista de John W. Whitehead: “La única resistencia a la represión percibida, nos dice ‘ladrones de cuerpos’, es un individualismo listo para el combate. Hay esperanza en el individuo desafiante. El conflicto entre la sociedad y el individuo es perpetuo. Y los villanos no están tanto en el otro lado del mundo como a nuestro alrededor. El enemigo real, por lo tanto, es el gobierno con sus cada vez más invasivas medidas - algo que ahora vemos que sucede en todo el país - y, de la misma manera, la conformidad ante este clima totalitario. La resistencia debe estar en contra de todas las imposiciones gubernamentales que ponen en peligro nuestras libertades civiles y en contra de toda clase de conformidad, no importa la forma, tamaño o color del paquete que entra en juego porque si no, el enemigo nos arrulla a renunciar a nuestra individualidad.” Por otra parte “Don Siegel reconoció que su película retrata el conflicto entre las personas y las diversas formas de autoridad sin sentido y negó un motivo anti-comunista. En defensa de ‘La invasión de ladrones de cuerpos’, dijo, "Creo que el mundo está poblado por las vainas y yo lo quería mostrar." Sea como fuere, hoy vuelvo a pensar en que es imposible no ver este clásico de los 50 como uno de los más importantes alegatos (alegóricos) hechos contra el colectivismo. Cualquier libertario que se precie debería conocer la obra de Siegel: la epopeya de un hombre contra el totalitarismo (representado por la masa de gente convertida en Pod People), el individuo luchando por no formar parte de un engranaje diabólico, parte de una especie de socialismo que reduce a los humanos a meros insectos sin voluntad. Hoy sabemos que “El Socialismo es un sistema maravilloso. Si eres una hormiga”¿Para el hombre? Como dice el entomólogo E.O. Wilson, "Gran idea. Especie equivocada".
-Cristian Campos y el ecologismo: ver “20 películas de izquierdas sin orden ni concierto”.
-Algunas clases de Cordyceps son utilizadas por la medicina tradicional china.
-El extraño caso de las 'hormigas zombies'. ABC.
-Stephen King, como digo arriba, se ha referido a esta película en muchas ocasiones, pueden ver su ensayo Danza Macabra, publicado por la Editorial Valdemar.
-En los Cuentos Completos de Philip K. Dick, Editorial Minotauro, encontrarán “The Father-Thing” (Volumen III).
-El artículo de Guillermo Cabrera Infante “De entre los zombies” apareció en el libro “Cine o sardina”, Editorial Alfaguara. Página 445. Léanlo aquí en PDF.
-A mí parecer, el film de Siegel es de lo más destacable de la, por otra parte, maravillosa década de los 50, una época dorada en lo que al género de terror y ciencia-ficción se refiere. Véase si no esa angustiosa joya titulada “El increíble hombre menguante”. No se volvería a rayar a la misma altura hasta el “Alien” (1979) de Ridley Scott o “La cosa” (1982) de John Carpenter.
-Les recomiendo, amén de la película de Siegel, la versión que Philip Kauffman realizó en 1978. Fue protagonizada por Donald Sutherland y cuenta con un memorable final.
-The Body Snatchers: They're After All of Us and You're Next. John W. Whitehead. LewRockwell.com
-BARCEPUNDIT "EL SOCIALISMO es un sistema maravilloso. Si eres una hormiga".
-Los carniceros del norte. "La invasión de los ultracuerpos" YouTube
1 comentario:
Uff... aún recuerdo ese final de "La invasión de los ultracuerpos", la de Donald Sutherland... y se me eriza el vello...
Gran artículo!
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